
Autora: Alice Kellen
Protagonistas: Gabriel & Valentina
Género: Romance | Autoconclusiva
Género: Romance | Autoconclusiva
Puntuación personal: 5 estrellas
Sinopsis: Esta es una historia de amor, de sueños y de vida.
La de Valentina. La chica que no sabía que tenía el mundo a sus pies, la que creció y empezó a pensar en imposibles. La que cazaba estrellas, la que anhelaba más, la que tropezó con él. Con Gabriel. El chico que dibujaba constelaciones, el valiente e idealista, el que confió en las palabras «para siempre», y creó los pilares que terminaron sosteniendo el pasado, el ahora, lo que fueron y los recuerdos que se convertirán en polvo.
El chico que dibujaba constelaciones es una novela de romance que cuenta la historia de amor de Valentina y Gabriel a través de los años, es decir, seguimos su relación desde el principio hasta el final. La historia está narrada en primera persona, con una estructura retrospectiva, por Valentina y está ambientada en España entre los años 1960 y los 2000.
Opinión personal:
Alice Kellen es una de mis autoras favoritas y libros como este confirman este hecho. No sé que tienen las historia que crea la autora que siempre me parecen especiales, por uno u otro motivo. En este caso, El chico que dibujaba constelaciones ha sido una lectura simplemente perfecta y seguramente una de las mejores del año.
La historia de Valentina y Gabriel me ha encantado porque muestra una relación en diferentes etapas de la vida de una manera totalmente realista. La literatura romántica peca un poco de los finales felices. Generalmente te cuentan una historia de amor que termina en boda y te dejan con la sensación que todo será bonito, el típico "fueron felices y comieron perdices". Aunque disfruto ese tipo de historias, también me gusta encontrarme otras donde se refleje que no todo es perfecto y que en la vida van surgiendo problemas y el superarlo hace que la relación se vaya fortaleciendo.
Ha sido un viaje que empieza, como la mayoría de relaciones, con momentos bonitos y felices de los primeros años de enamorados y vemos como, en ocasiones, la vida cotidiana y la rutina hacen que esa magia inicial del principio de la relación se vaya desvaneciendo. Pero eso tampoco es malo, al contrario, una relación es un continuo descubrimiento tanto de la otra persona como de ti mismo. Vemos como aunque en determinados momentos las vidas de Gabriel y Valentina se distancian, siempre encuentran la forma de volver a encontrarse por que se quieren y se aman.
Una de las lecciones que más me han gustado y que conocía de antes y que me parece un consejo muy útil en una relación es el que dice algo así como que la clave para que una relación funcione es que ninguno de los dos tire la toalla al mismo tiempo. En ocasiones, uno de los dos, por el motivo que sea, no tiene fuerza para seguir y es el otro el que debe hacerse cargo y "tirar del carro" para seguir adelante. Y a la inversa, habrá otros momentos en el que es la otra persona la que no puede más y le toque al otro luchar por la relación. El éxito está en que ninguno de los dos decida renunciar al mismo tiempo.
En la relación de Valentina y Gabriel viviremos momentos muy duros y difíciles para la pareja. Sin embargo, a pesar de los problemas y la distancia, ambos encuentran la forma de reencontrarse y seguir adelante. El mensaje final sería que el amor hay que cuidarlo cada día. Es una metáfora que seguramente ya habréis oído, pero el amor es como una planta que hay que regar y estar atenta porque si no se puede marchitar.
Lo mimo sucede con Valentina. Aunque al principio me parecía muy irritante, a medida que va madurando supo ganarse también mi corazón. Es una mujer valiente y una mujer luchadora. El libro toca temas feministas, monstrándonos muy bien el inicio del cambio. Con el personaje de Valentina y el de su madre se refleja el gran cambio en la sociedad española que hubo durante los años 70-80. La madre de Valentina es una mujer que vive por y para su marido, obediente y sumisa, que teme levantar su voz. Por el contrario, Valentina se rebela contra su padre y los cánones establecidos y empieza a estudiar y a trabajar. Lucha por dar voz a las mujeres y por conseguir la igualdad de derechos entre los hombres y las mujeres.
Aunque la historia no es perfecta y hay pequeños detalles que no me terminan de convencer, he disfrutado mucho leyéndola porque me ha hecho sentir. He reído, me he enamorado y he llorado. He sufrido por con los protagonistas y aprendido muchísimo con ellos. A pesar de ser una historia relativamente corta, Alice Kellen ha conseguido crear unos personajes y una historia que siempre llevaré conmigo. El final ha sido del tipo de finales que dejan huella, en una palabra: agridulce.
En definitiva, El chico que dibujaba constelaciones es una historia de amor que recomiendo totalmente por la dosis de realidad que da. Es una historia realista y llena de amor, amor del de verdad.
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